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RESUMEN DEL ARTÍCULO "GLOCALIZACIÓN: TIEMPO-ESPACIO Y HOMOGENEIDAD/HETEROGENEIDAD"

Roland Robertson es sociólogo, pionero en el estudio de la globalización, ha enseñado en las universidades de Leeds, Essex y Pittsburg, además, ha publicado trabajos referentes a la sociología de la religión y la cultura, así como en teoría social. El objetivo del autor es discutir el significado que debe atribuirse a la verdadera idea de la globalización, esto mediante el término glocalización.

La hipótesis de Robertson es que la globalización solo está siendo entendida en términos globales y no locales, cuando en realidad implica la imbricación de ambos. La globalización ha producido un debate sobre “homogeneización global” frente a “heterogeneidad” que trata de los modos en que ambas tendencias han llegado a constituir estilos de vida a lo largo del último tramo del siglo XX. Y la consecuencia ha sido una implicancia de ambas tendencias. No se puede negar su coexistencia, es más, en diversas áreas de la vida contemporánea se están dando sucesivos y calculados intentos de combinar homogeneidad con heterogeneidad y universalismo con particularismo.

Una característica de la globalización es la nueva caracterización del tiempo y el espacio. Se habla de una distanciación entre ambos, pues la globalización se caracteriza por la abstracción de la presencia y el manejo de un tiempo universal, lo cual permite establecer relaciones sociales a distancia. Lo local se ha construido sobre una base que va mas allá de lo local (translocal) o que lo supera (superlocal). Esto se refleja en las afirmaciones contemporáneas de la etnicidad y/o la nacionalidad que tienen lugar dentro de los términos globales de identidad y particularidad.

El concepto de globalización ha asumido la simultaneidad y la interpenetración de lo que convencionalmente se ha denominado lo global y lo local o, en abstracto, lo universal y lo particular. Sobre la cuestión “global-local”, se entiende esta relación como si la idea de localidad se opusiera o resistiera a lo hegemónicamente global.  Sin embargo, una de las maneras de entender la idea de cultura global es imaginarla constituida por la progresiva interconexión de muchas culturas locales grandes o pequeñas.

Lo global no se contrapone en sí mismo ni por sí mismo a lo local. Todo lo contrario, lo local está esencialmente incluido dentro de lo global. En este sentido, la globalización, definida en su sentido más general como la comprensión del mundo, implica la vinculación de localidades, pero implica también la “invención” de la localidad en el mismo sentido general que la idea de la invención de la tradición, así como su “imaginación”.

En la actualidad, se observa la aceleración de las comunicaciones en el mundo entero, y cambios en las concepciones acerca del tiempo y del espacio. Gracias a las negociaciones internacionales y a las innovaciones tecnológicas, tuvo lugar una estandarización del espacio-tiempo que, inevitablemente, fue al mismo tiempo universal y particular, es decir, el tiempo mundial se organizó en términos de espacio particular, en el sentido de un ordenamiento conjunto de la objetividad y la subjetividad. En otras palabras, la homogeneidad fue mano a mano con la heterogeneidad: una hacía posible la otra.

Esta idea de glocalidad derrumba la tesis del imperialismo cultural que plantea que el mundo entero se hallaría inundado por la cultura occidental y, en particular, por la cultura americana. Las “imposiciones culturales” son recibidas e interpretadas de manera diferenciada; esto es, los grupos locales absorben rasgos culturales foráneos de distintas formas, eso si es que no las descartan por completo. Además la tesis del imperialismo cultural parece ignorar los intercambios culturales. Por ejemplo, no se ha tenido suficientemente en cuenta el flujo de ideas y prácticas del llamado Tercer Mundo que se dirigen hacia las sociedades y regiones tenidas por dominantes.

Robertson concluye señalando que el concepto de glocalización supera la debilidad del uso del concepto de globalización que se opone al de localización, y tiene la ventaja de tomar en cuenta tanto las cuestiones espaciales como las temporales. Sobre la homogeneización y la heterogeneidad, señala que ambas tendencias son simultáneas y se complementan e interpenetran; incluso cuando ciertamente colisionen en situaciones concretas.

La idea de concebir la globalización desde el punto de vista local es interesante porque permite ver desde otra perspectiva los procesos que se desarrollan tras ella. La globalización no se da en una sola dirección, sino que implica interconexión e interrelación. En ese sentido, el concepto de glocalización describe la transformación de conceptos como tiempo y espacio, donde el tiempo ha pasado a ser uniforme a nivel mundial y el espacio se ha vuelto abstracto diferenciándose de lo local y su relación con lo nacional. Queda claro que los procesos culturales son más ricos y complejos de lo que una visión superficial de la globalización pueda indicar. Algo que se debe tener en cuenta, pues teorías como las imperialismo cultural asumen la cultura como un objeto manipulable posible de imponerse o sujetarse a otras. La historia está llena de ejemplos que muestran que el devenir constante de la cultura va más allá de las pretensiones del hombre.  

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